La elección para mí era inexistente, así que acá van las fotos de la primera parte deste eternizador de ocasos, con el que recorrí Nicaragua de oeste a este: BUS hasta El Rama
la primera del amanecer

mitad del camino: <-- managua juigalpa -->

montaña y selva

caballo del nica

bio-arquitecturas del camino



río (pa los no entendidos, como algunos porteños, amigos nuevos, que confunden avispas con abejas, y bue, gente del corazón de cemento, qué se va c)

casas llegando a El Rama

El bus era la típica de película con todo el mundo subiendo con alimentos, animales, cacharros y calor, pero con dos marcadas diferencias: todo olía bien! Nada que oler con Nueva York. La gente estaba deliciosamente bañada y sus productos se veían recién hechos o cosechados y un equipo de música a todo trapo acompañaba la marcha.
"Ya nos vamos, morena"! dijo otra voz grave y ya no pude resistir... Era mentira que me enamoré primero de sus niños, menamoré primero de las voces graves y agraciadas de Nicaragua! Y la sangre bombeaba más a prisa al compás de esas voces y Ricardo Montaner con su "Será"...
Él era parte de la tripulación del bus -eran como cuatro. De a ratos aparecía, cruzábamos unas palabras y se estaba yendo para el techo del bus con el cargamento de algún viajero, que a veces subía con la cabeza. Volvía a lanzarse, con el bus ya en movimiento, por esa puerta de atrás al lado de la cual yo estaba sentada y, mientras Dyango preguntaba "A dónde vas amor?", él "Vas para Bluefields? En panga te vas?" Y salía luego para gritar "A El Rama, a El Ramaaaaaaaa!" en el pueblo entrante, él y su fisonomía morena y su voz de árbol crujiente del bosque...
Recogimos a toda la gente posible, el bus se detenía ante el más solitario grito que lo solicitara. De pronto una parada en medio del camino y unos ojos claros en paquete oscuro desde un cordón dibujado al lado de la selva, se sonreía y me señalaba a los otros. Imposible no responder, así que sonreímos juntos, mientras lo saludaba.
Y un mix como los que a mí me gustan siguió mezclando "La isla bonita", Cindy Lauper, "The final count down", con temas latinos, para ir arrimándose a Bob Marley a medida que nos acercábamos a la costa del caribe.
Se me sentó al lado en un momento un muchacho y enseguida tiró la pregunta. Una -como definirme, persona? blanca?, sí eso- como yo no pasa desapercibida, en el bus a El Rama no hay turistas. De dónde vienes? Adónde vas? Cómo te llamas? Y vos? Romel. Ya tenía Arsenio, Marvin y ahora Romel... esos nombres que nunca había escuchado. Romel me recitó un poema de Neruda y otro de Rubén Darío, yo comenzaba con uno de Neruda también cuando comprendí que podía ser demasiado. Al rato me vería envuelta en conversaciones incomodantes del tipo "te gustaría ir a conocer mi finca?" "te gusta cocinar tortillas? en mi finca podrías aprender" hasta el extremo de lo embarazoso, con un "del 1 al 10 qué probabilidades tengo?" Dios mío! Y era un chico sensible, así que con el mayor decoro que me es posible -y no es mucho- tuve que decirle que cero y salí airosa del asunto y él siguió mirándome tiernamente. El asunto es que Romel me dijo algo que me quedó grabado. Luego de hacerle un resumen de la situación geográfica y climática de mi país, él me dijo: "siempre quise conocer el desierto. Porque acá tenemos montañas, tenemos selva, ríos, lagos y mar, pero no puedo imaginarme cómo es un lugar como el desierto, sin nada." Eso me dijo Romel y ya nunca lo olvidaré. "Creo que por eso ando en bici... algún día me gustaría ir a otros países más allá de los de centroamérica... acá vienen extranjeros en bici desde muy lejos."
mi amigo romel

casita de el rama

vista desde el rama

las gladiadoras siguen en pie

la foto de siempre

la joyería de mi amigo Romel

la tienda

la mejor

Que buenas fotos. Un paisaje muy natural con poca intervención humana. me gustaron las fotos.
ResponderEliminar