Partida al medio, allá nos vamos...
Como ese personaje de García Márquez que añora el gazpacho de su pueblo español cuando está sufriendo la calor y la humedad en Macondo y luego, Macondo en cada cucharada de gazpacho. Partida me voy dentro de cinco días a esa tierra tan anhelada y esperada a extrañar a este Londres que de a poco ha ido tomando forma y ha tomado tantas al final... o sin final.
Primero la despedida: Si tienen oportunidad de venir para acá, quizás pueden dejar de conocer la Trafalgar Square, el Buckingham palace, la línea de Greenwich o el British Museum, pero lo que de ninguna manera pueden perderse es de pasar a charlar con Miguel un rato, o un día entero si cabe, incluso pueden intentar tocarlo si sienten el impulso; a veces se deja a veces no, pero la experiencia es sin dudas fascinante. Mucho menos pueden dejar de ir a 7 Ladycroft Road, en Lewisham, a vivir la vida a través de un chiste cordobés o un ácido comentario sudafricano, donde podrán encontrarse bailando súbitamente, o se verán sorprendidos por una aún más inesperada demostración de malabares y podrán disfrutar de un completo desayuno al sol del patio y la brisa fresca del verano, contemplando ardillas y magnolias. Eso sí, vengan en verano, sino a las cuatro será de noche y se verán obligados a refugiarse en el antro más cercano -y siempre hay uno cerca- a beber cerveza y charlar hasta, digamos, las ocho o nueve de la noche y volverán a casa para seguir la tertulia un rato o acostarse temprano e intentar levantarse con el sol a eso de las siete u ocho y entonces, ahí sí, le verán... a través del generoso ventanal mirarán al patio y entre la bruma helada de la mañana, la humedad y el verde infinito le verán rojizo, hambriento, temeroso. Él también es Londres aunque no se lo crean. Y lo creerán entonces cuando luego de examinarlo un rato comprendan que su cola no concuerda con la de un gato. Londres también es ese zorro que espero ver antes de mi partida. Y aunque no vayan al British no podrán dejar de enterarse de la Rosetta stone.
Eso si vienen a Londres, pero si no, yo se los llevaré (no porque lo prometa, sino porque ya no podré evitarlo) como ya lo estoy haciendo.
Entonces me voy. A dónde?
La bandera del país que me espera se parece mucho a la nuestra y la moneda se llama Córdoba. Le hago notar con alegría a Alex -quien me ha enviado el POVOV- que es el nombre de mi provincia en Argentina y me dice...
Quién me espera?
Hervé por aquí, Hervé por allá... Hervé es el coordinador de voluntarios y de proyectos y basta recibir uno de sus mails para confiar en que todo va a andar bien.
Guillaume, el director en musculosa.
Alex, el finanzas y rrhh, que me dice que acomodarán la moneda del país si es necesario con tal de hacerme sentir como en casa.
Marie, que me espera desesperadamente y hasta con trabajo atrasado en el depto de capacitaciones. Un fuerte abrazo para ti en estos momentos.
Arnaud, Mathias...
Hasta ahora este es el dream team que lo ha hecho sentir todo muy aterciopelado y blandito. Luego hay decenas de otros voluntarios y staff importados y locales con los que me encariñaré, querré acariciar de vez en cuando, bailar y tal vez asesinar con mi navaja multiuso llameya.com cuando no todo sea ya tan suavecito.
Y luego de recomendarme algunas cuestiones básicas para la supervivencia y asesorarme sobre la panga (bote) que debo tomar para arribar a Bluefields, Hervé se despide diciendo que disfrute mis últimos días en la civilización!!
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